Naixement: febrer de 1861, Donji Kraljevec, Croàcia
Defunció: 30 de març de 1925, Dornach, Suïssa
Cònjuge: Marie Steiner-von Sivers (c. 1914–1925), Anna Eunicke (c. 1899–1911)
enlace a Antroposofía
De acuerdo con las leyes del desarrollo humano en las que
se basa el trabajo biográfico, se trabaja con periodos de 7 años cada uno
o septenios:
La vida del hombre en la Tierra se desenvuelve en etapas de siete años. Al comienzo de cada período nuevo de siete años se le abren nuevas posibilidades que no eran posibles antes:
La vida del hombre en la Tierra se desenvuelve en etapas de siete años. Al comienzo de cada período nuevo de siete años se le abren nuevas posibilidades que no eran posibles antes:
• Los tres septenios del cuerpo:
-Los primeros siete años se dedican a construir el cuerpo físico
-Los siete siguientes al cuerpo etérico
-De los 14 a los 21 al cuerpo astral.
Por eso la adolescencia es tan difícil: los deseos y emociones encuentran sus medios de expresión física en el cuerpo, mientras que el Yo que tiene que controlar estos elementos no ha nacido todavía .El Yo se encarna a los 21 años. Su primera tarea es dominar el cuerpo astral y vivir de manera consciente a través de la vida del sentimiento y de la emoción que antes era incontrolable.
-Los primeros siete años se dedican a construir el cuerpo físico
-Los siete siguientes al cuerpo etérico
-De los 14 a los 21 al cuerpo astral.
Por eso la adolescencia es tan difícil: los deseos y emociones encuentran sus medios de expresión física en el cuerpo, mientras que el Yo que tiene que controlar estos elementos no ha nacido todavía .El Yo se encarna a los 21 años. Su primera tarea es dominar el cuerpo astral y vivir de manera consciente a través de la vida del sentimiento y de la emoción que antes era incontrolable.
• Los tres septenios del alma:
-De los 21 a los 28 años el ser humano tiene la oportunidad de desarrollar el alma sensible
-De los 28 a los 35 años el ser humano desarrolla el alma racional.
-Desde los 35 años hasta los 42: ha llegado el momento de incorporar el alma consciente.
Si se han pasado estas etapas de manera constructiva y se han realizado las nuevas capacidades, el hombre ha alcanzado el umbral de la madurez.
-De los 21 a los 28 años el ser humano tiene la oportunidad de desarrollar el alma sensible
-De los 28 a los 35 años el ser humano desarrolla el alma racional.
-Desde los 35 años hasta los 42: ha llegado el momento de incorporar el alma consciente.
Si se han pasado estas etapas de manera constructiva y se han realizado las nuevas capacidades, el hombre ha alcanzado el umbral de la madurez.
• Los tres septenios del espíritu:
-De los 42 a los 49: el principiante.
-De los 49 a los 56: el nacimiento del maestro interior.
-De los 56 a los 63: camino a la sabiduría.
Todas las edades de transición (42, 49, 56 y
63), son de especial importancia, hasta que a los 70 años se acaba en
cierto sentido el desarrollo vital, y los años que siguen ofrecen la
oportunidad de poner la sabiduría adquirida a disposición del mundo, y
prepararse en conciencia para la vida después de la muerte y la nueva
encarnación que seguirá.-De los 42 a los 49: el principiante.
-De los 49 a los 56: el nacimiento del maestro interior.
-De los 56 a los 63: camino a la sabiduría.
A lo largo de nuestra vida nos esperan nuevas posibilidades que
nos serán provistas por poderes superiores sólo con que nosotros hagamos uso de
ellas. En una vida ideal, se haría un uso pleno de cada nuevo regalo, se
estaría preparado para el próximo cuando llegara la hora, y se crecería en
sabiduría, madurez y habilidad para poner los frutos de nuestra sabiduría a
disposición de los semejantes, especialmente a partir de los 35 años, cuando ya
no debamos estar tan preocupados por nuestro desarrollo personal como en la primera
mitad de nuestra vida.
En la primera mitad de la vida deberíamos ocuparnos de desarrollar el instrumento en que se convertirá nuestro ser maduro. En la segunda mitad (35 a 70) estamos en la parte iluminada por el espíritu, más que atada al cuerpo, y nuestra primera obligación es hacia los otros.
A partir de los 70 deberíamos dedicarnos íntegramente al cuidado de los demás, y cualquier sabiduría, percepción o nueva iluminación espiritual que podamos obtener será para otros, aunque nos será provechoso en nuestra próxima vida.
En la primera mitad de la vida deberíamos ocuparnos de desarrollar el instrumento en que se convertirá nuestro ser maduro. En la segunda mitad (35 a 70) estamos en la parte iluminada por el espíritu, más que atada al cuerpo, y nuestra primera obligación es hacia los otros.
A partir de los 70 deberíamos dedicarnos íntegramente al cuidado de los demás, y cualquier sabiduría, percepción o nueva iluminación espiritual que podamos obtener será para otros, aunque nos será provechoso en nuestra próxima vida.
EJERCICIOS
Steiner propuso realizar 6 ejercicios.
Propuso que se realice cada ejercicio durante 21 días y luego añadamos el
siguiente. La práctica del sexto ejercicio supone continuar con la práctica de
los cinco anteriores .Es importante practicar todos los ejercicios en el orden
establecido, y no escogiendo sólo aquellos que encontramos agradables o
interesantes. Así desarrollamos nuestras capacidades de una forma armoniosa.
1º.- Control del pensamiento
Escoge un objeto sencillo, como una campana, un clip, un martillo. Objetos manufacturados más que los objetos naturales, como un mineral, son más apropiados para este ejercicio. Si en vez de un objeto se escoge un pensamiento más elaborado, como la historia de la navegación, el ejercicio se convierte en demasiado fácil y no es efectivo.
Vacía tu alma de todos los pensamientos cotidianos ordinarios, y dirige tu atención al objeto. Piensa en el objeto durante 5 minutos de forma objetiva: examina cómo está hecho, cómo se usa… Cada pensamiento debería estar conectado con el siguiente. Hacia el final del ejercicio, cuando estés pensando en la función del objeto, puede que llegues a meditar durante breves momentos en la esencia del objeto sobre el que estás pensando.
No es necesario tener un ejemplar del objeto escogido enfrente de nosotros para mirarlo. Lo significativo de este ejercicio es estar activo en el pensamiento, más que en la observación. Si te observas a ti mismo pensando en otra cosa, simplemente redirige tu atención al tema de tu ejercicio.
La meta es intensificar nuestra habilidad para pensar y dirigir nuestros pensamientos, además de despertar facultades dormidas. Después de haber practicado este ejercicio durante algún tiempo, se advierte un sutil sentimiento de firmeza y seguridad. Termina imaginando cómo viertes este sentimiento en tu cerebro y médula espinal.
Escoge un objeto sencillo, como una campana, un clip, un martillo. Objetos manufacturados más que los objetos naturales, como un mineral, son más apropiados para este ejercicio. Si en vez de un objeto se escoge un pensamiento más elaborado, como la historia de la navegación, el ejercicio se convierte en demasiado fácil y no es efectivo.
Vacía tu alma de todos los pensamientos cotidianos ordinarios, y dirige tu atención al objeto. Piensa en el objeto durante 5 minutos de forma objetiva: examina cómo está hecho, cómo se usa… Cada pensamiento debería estar conectado con el siguiente. Hacia el final del ejercicio, cuando estés pensando en la función del objeto, puede que llegues a meditar durante breves momentos en la esencia del objeto sobre el que estás pensando.
No es necesario tener un ejemplar del objeto escogido enfrente de nosotros para mirarlo. Lo significativo de este ejercicio es estar activo en el pensamiento, más que en la observación. Si te observas a ti mismo pensando en otra cosa, simplemente redirige tu atención al tema de tu ejercicio.
La meta es intensificar nuestra habilidad para pensar y dirigir nuestros pensamientos, además de despertar facultades dormidas. Después de haber practicado este ejercicio durante algún tiempo, se advierte un sutil sentimiento de firmeza y seguridad. Termina imaginando cómo viertes este sentimiento en tu cerebro y médula espinal.
2º.- Iniciativa de acción (ejercicio de voluntad)
Escoge algo simple para hacer en un momento concreto todos los días. Debe ser algo no esencial, sino algo que haces sólo porque has elegido hacerlo, no debe tener ningún otro propósito. La tarea debería ser fácil de llevar a cabo incluso si no te encuentras en casa. Son ejemplos darse vueltas al anillo en el dedo, cambiarse el reloj de mano… Asegúrate de mantenerlo a la misma hora todos los días.
Después de algún tiempo de práctica se observa un impulso interior de actividad, un sentimiento de “siento la necesidad de estar activo” y “puedo llevar a cabo las cosas”. Imagina que ese sentimiento se derrama desde tu cabeza sobre tu corazón.
Escoge algo simple para hacer en un momento concreto todos los días. Debe ser algo no esencial, sino algo que haces sólo porque has elegido hacerlo, no debe tener ningún otro propósito. La tarea debería ser fácil de llevar a cabo incluso si no te encuentras en casa. Son ejemplos darse vueltas al anillo en el dedo, cambiarse el reloj de mano… Asegúrate de mantenerlo a la misma hora todos los días.
Después de algún tiempo de práctica se observa un impulso interior de actividad, un sentimiento de “siento la necesidad de estar activo” y “puedo llevar a cabo las cosas”. Imagina que ese sentimiento se derrama desde tu cabeza sobre tu corazón.
3º.- Ecuanimidad (permanecer por encima del placer y del
dolor).
Este ejercicio ayuda a alcanzar un cierto grado de sosiego. Cuando practicamos este ejercicio nos esforzamos en controlar nuestra expresión de gozo y pena, sólo la expresión exterior, automática. No deberíamos llegar a ser menos sensibles por medio de su práctica, pero sí más receptivos para todo lo que es gozoso o triste en nuestro entorno. Por ejemplo, un día puedes sentir ganas de llorar cuando ves una película. Dite a ti mismo: no voy a llorar esta vez. Percibe el sentimiento sin expresarlo hacia fuera. En otra ocasión puedes sentir ganas de reír, en su lugar, aprecia el humor, pero permanece en calma. Esto no supone que nunca debamos llorar y reír de nuevo. Sólo que deberíamos ser capaces de elegir sentir el dolor sin llanto involuntario, sentir el horror sin la ciega rabia. Necesitamos observar cómo respondemos habitualmente a las situaciones. Si creemos que ya tenemos ecuanimidad porque raramente expresamos nuestras emociones, entonces al hacer este ejercicio podemos elegir expresar nuestros sentimientos. Podemos esforzarnos en expresar furia de un modo apropiado o verter lágrimas cuando las habíamos suprimido previamente. Para la evolución espiritual, lo que ya parece que poseemos previamente no es tan importante como la necesidad de practicar, de acuerdo con reglas exactas, aquello de lo que carecemos.
Después de practicar este ejercicio durante algún tiempo, se observa un sentimiento de calma y ecuanimidad. Evoca esta disposición a la calma interior al menos una vez al día. Déjala que irradie desde tu corazón hacia fuera a través de tus brazos y manos de forma que pueda fluir en tus acciones. Después envíala a tus pies y finalmente a tu cabeza. Dedica, si eres capaz, unos 15 minutos al día a este sostener e irradiar la disposición a la calma interior. Esto requiere una estricta auto-observación.
Este ejercicio ayuda a alcanzar un cierto grado de sosiego. Cuando practicamos este ejercicio nos esforzamos en controlar nuestra expresión de gozo y pena, sólo la expresión exterior, automática. No deberíamos llegar a ser menos sensibles por medio de su práctica, pero sí más receptivos para todo lo que es gozoso o triste en nuestro entorno. Por ejemplo, un día puedes sentir ganas de llorar cuando ves una película. Dite a ti mismo: no voy a llorar esta vez. Percibe el sentimiento sin expresarlo hacia fuera. En otra ocasión puedes sentir ganas de reír, en su lugar, aprecia el humor, pero permanece en calma. Esto no supone que nunca debamos llorar y reír de nuevo. Sólo que deberíamos ser capaces de elegir sentir el dolor sin llanto involuntario, sentir el horror sin la ciega rabia. Necesitamos observar cómo respondemos habitualmente a las situaciones. Si creemos que ya tenemos ecuanimidad porque raramente expresamos nuestras emociones, entonces al hacer este ejercicio podemos elegir expresar nuestros sentimientos. Podemos esforzarnos en expresar furia de un modo apropiado o verter lágrimas cuando las habíamos suprimido previamente. Para la evolución espiritual, lo que ya parece que poseemos previamente no es tan importante como la necesidad de practicar, de acuerdo con reglas exactas, aquello de lo que carecemos.
Después de practicar este ejercicio durante algún tiempo, se observa un sentimiento de calma y ecuanimidad. Evoca esta disposición a la calma interior al menos una vez al día. Déjala que irradie desde tu corazón hacia fuera a través de tus brazos y manos de forma que pueda fluir en tus acciones. Después envíala a tus pies y finalmente a tu cabeza. Dedica, si eres capaz, unos 15 minutos al día a este sostener e irradiar la disposición a la calma interior. Esto requiere una estricta auto-observación.
4º.- Actitud positiva
Busca lo bueno, lo digno de elogio, lo bello, en todas las experiencias, en todos los seres, todas las cosas. Esto no quiere decir que cerremos los ojos a lo que es negativo, o que pretendamos que todo es bello y bueno. Sólo que aprendemos a que la maldad no nos impida ver lo bueno, que el error no nos impida ver la verdad. En todo lo que recibimos en nuestra vida diaria nos esforzamos en encontrar algún aspecto positivo.
Busca lo bueno, lo digno de elogio, lo bello, en todas las experiencias, en todos los seres, todas las cosas. Esto no quiere decir que cerremos los ojos a lo que es negativo, o que pretendamos que todo es bello y bueno. Sólo que aprendemos a que la maldad no nos impida ver lo bueno, que el error no nos impida ver la verdad. En todo lo que recibimos en nuestra vida diaria nos esforzamos en encontrar algún aspecto positivo.
Podemos también tratar de entender cómo algo se nos
presenta, antes que simplemente criticarlo.
Después de practicar esto durante algún tiempo, se advierte un sutil sentimiento de expansión, como si tu piel fuera porosa y estuvieras abierto a procesos sutiles de tu entorno. Dirige este sentimiento hacia tu corazón y desde allí déjalo que fluya dentro de tus ojos y a través de ellos en el mundo. Esto requiere una intensa concentración. Cualquier emoción perturbadora destruirá esta disposición de ánimo.
Después de practicar esto durante algún tiempo, se advierte un sutil sentimiento de expansión, como si tu piel fuera porosa y estuvieras abierto a procesos sutiles de tu entorno. Dirige este sentimiento hacia tu corazón y desde allí déjalo que fluya dentro de tus ojos y a través de ellos en el mundo. Esto requiere una intensa concentración. Cualquier emoción perturbadora destruirá esta disposición de ánimo.
5º.- Franqueza
Cuando practicamos este ejercicio, hacemos un esfuerzo especial para ser flexibles y capaces de incorporar nuevas experiencias sin prejuicios. Nos empeñamos en aprender algo nuevo de cada situación o individuo (incluso de los niños) con los que entramos en contacto en nuestra vida cotidiana. Esto no significa que ignoremos nuestras experiencias previas, sólo que estamos abiertos a la posibilidad de que nuevas experiencias pudieran contradecir las viejas. Si oímos algo que parece improbable, dedicamos tiempo a comprobar los hechos antes que hacer un juicio inmediato.
Se observa un sutil sentimiento de algo vivo que viene a tu encuentro y te rodea, como una delicada vibración. Déjalo que se vierta dentro de ti desde el exterior. Absórbelo a través de tus ojos, oídos y sentido del calor en tu piel.
Cuando practicamos este ejercicio, hacemos un esfuerzo especial para ser flexibles y capaces de incorporar nuevas experiencias sin prejuicios. Nos empeñamos en aprender algo nuevo de cada situación o individuo (incluso de los niños) con los que entramos en contacto en nuestra vida cotidiana. Esto no significa que ignoremos nuestras experiencias previas, sólo que estamos abiertos a la posibilidad de que nuevas experiencias pudieran contradecir las viejas. Si oímos algo que parece improbable, dedicamos tiempo a comprobar los hechos antes que hacer un juicio inmediato.
Se observa un sutil sentimiento de algo vivo que viene a tu encuentro y te rodea, como una delicada vibración. Déjalo que se vierta dentro de ti desde el exterior. Absórbelo a través de tus ojos, oídos y sentido del calor en tu piel.
6º.- Armonía
Continúa practicando todos los ejercicios anteriores, en parejas o tríos de ejercicios, rotando a través de las series, de modo que prestemos atención regular a cada uno de ellos. Esto asegura un desarrollo armonioso de las fuerzas del alma.
Continúa practicando todos los ejercicios anteriores, en parejas o tríos de ejercicios, rotando a través de las series, de modo que prestemos atención regular a cada uno de ellos. Esto asegura un desarrollo armonioso de las fuerzas del alma.
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